¿Qué sucede con la policía como para que una corona de flores les resulte tan amenazante? ¿Como para que dos jóvenes mujeres sean vistas y tratadas de esa manera? El episodio le sucedió a una integrante de nuestros talleres, afuera de Casa Jalisco, justo antes de las protestas que se vivieron posteriormente.

 

 

Dos ciudadanas de Guadalajara decidieron manifestar su hartazgo ante el racismo, clasismo y brutalidad policial evidenciada en el caso de Giovanni, más allá de redes sociales. Compraron una corona de flores con un listón que decía “#JusticiaparaGiovanni”.

 

La llevaron a Casa Jalisco; cuando iban caminando por la calle Ontario, se detuvieron para descansar de cargarla y tomar una foto de la corona con Casa Jalisco de fondo. Al momento de hacerlo, se acercó un policía preguntando: “¿De dónde vienen?”, a lo que le respondieron: “del mercado… el mercado de las flores”. El policía, tras no recibir una respuesta que quizá esperaba dijo que no estaba permitido tomar fotos donde saliera la casa. “Si ese es el problema borramos la foto, sólo vamos a dejar esta corona en la entrada de la casa y si no se puede, en el camellón”. La fotografía se borró mientras se le mostraba al policía.

 

Siguieron andando mientras el policía hablaba por el radio con códigos, avisando que dejarían una corona en la entrada.

 

Cuando llegaron a la parte frontal había una camioneta con tres policías, ellas dijeron “buenas tardes” y recargaron la corona en uno de los pilares centrales de Casa Jalisco. Mientras hacían esto los policías hablaban entre ellos y con los radios, utilizando códigos que se referían a ellas. Hablaban de ellas sin hablar con ellas.

 

Un policía tomó una foto de la corona y una de las mujeres le dijo:

 

—Ah, bien: si tu has tomado foto, ¿ahora yo puedo tomar una?”

 

—Mmm… no, pero igual si quieren yo les puedo mandar por mensaje la que yo tomé, pero ¿la van a subir a redes?

 

—Si no se puede, está bien; realmente esto es lo que queríamos hacer, traer esta corona a Casa Jalisco.

 

Cuando se dieron la vuelta para irse, dos policías estaban de pie en la banqueta y sin usar la fuerza, pero sí el lenguaje corporal: no les dejaban seguir con su camino.

 

Frases como: “espérense”, “permítanos un momento”, entrelazadas con más mensajes en los radios las mantuvieron ahí unos diez minutos. Uno de ellos dijo:

 

—¿Tendrían problema en darnos sus INE´s y que les tomemos fotos?

 

—Claro que sí me da miedo darles mi INE y que sepan dónde vivo, además ni la traigo

 

—Ah, ok, no, no, sin problema.

 

Toda la conversación estaba revuelta entre amabilidad, pero con la retención aplicada desde el poder que concede un uniforme.

 

Eran alrededor de las tres de la tarde y el calor estaba a tope, lo que hizo que los policías ofrecieran sombra a las mujeres. Una de ellas les dijo: “¿Saben qué?, me estoy sintiendo retenida y no hicimos nada, además de que hemos estado muy obedientes, cuando ni siquiera deberíamos de seguir aquí, así que ya nos vamos, que tengan buenas tardes”.

 

Mientras se retiraban, caminando por Manuel Acuña, la misma pick up que estaba en la entrada de la casa del gobernador las comenzó a seguir. Entraron a un establecimiento de comida, ubicado a unas cuadras de ahí. La camioneta estuvo dando vueltas por la cuadra cada cinco u ocho minutos. Se detenían haciendo guardia metros más adelante del restaurante.

 

Tras una de las vueltas que dieron los policías, las mujeres lograron salir en Uber sin ser vistas o seguidas por ellos.

 

Al pasar frente a Casa Jalisco, media hora después, la corona pidiendo justicia para Giovanni ya había sido removida. Es fácil callar una voz o quitar una corona. Que no nos callen, que no nos maten, que no quiten las #FloresParaGiovanni.