¿Qué se puede hacer cuando una insolente doctora del Seguro Social lo condena a uno a vivir atado a una bolsita de medicamentos? Pues nada: salir de la clínica y mandar al carajo todas las sugerencias. Aunque después haya que pagar las consecuencias. Por Édgar Velasco   La doctora dictó su sentencia sin muchos miramientos:...