Para el Pollito, alias Bruno, porque sin saberlo me fue dictando las palabras.   – ¡Perdidos por mil, perdidos por cientos! ¡No sé quién nos manda estar aquí, sufriendo! Antonio se queja, hace un gesto duro con la mandíbula, se acomoda el sombrero, entrecierra los ojos. Es una tarde soleada, pero no importa: hay en...